SANAR VS. CURAR

Sanar vs. Curar.

 

En general el cuerpo necesita tiempo para asimilar los cambios que le aporta la quiropráctica. Mucha gente espera recuperar su salud inmediatamente porque está acostumbrada a la medicina alopática que se basa en una curación de fuera hacia dentro: la mayoría de la población reclama tomar algún medicamento que le solucione o calme rápidamente los síntomas que padecen. Están habituados a coches rápidos, comida rápida y al cuidado de su salud rápido. El tiempo es un ingrediente clave para recuperar el bienestar al 100%. Como ya hemos visto, los problemas de salud comienzan mucho antes que aparezcan los síntomas. Si las causas se mantienen ocultas meses y años, es lógico pensar que el problema no se resolverá en unos pocos días.

Esta manera tradicional y más extendida de abordar la sanidad también comporta que en general la gente no se haga responsable de su salud, que la dejen en manos del profesional sanitario. Es decir para la mayoría de la población es más fácil tomar algo y seguir con el mismo estilo de vida sin tener que reflexionar o cambiar nada.

Como dice el refrán: “No se puede sanar lo que no se puede sentir”. Es primordial que sintamos todas las señales de nuestro cuerpo. Por eso, desde el punto de vista quiropráctico, el tratamiento farmacológico para reducir la sintomatología es un insulto a la inteligencia innata del cuerpo. Nos habla el cuerpo y lo hacemos callar para poder seguir con la misma vida que nos provocó el problema de salud.

El cementerio está lleno de gente curada.

James Sigafoose, D.C., Quiropráctico

 

El típico ejemplo es el de la persona que ha sido diagnosticada de cáncer. Da muchísimo miedo este diagnóstico. Pero el oncólogo le asegura que puede erradicar la masa de tejidos malignos con el uso de la quimioterapia y radioterapia. Lo consigue, elimina el tumor. Pero con esta postura pasiva ¿qué ha aprendido el paciente de sí mismo?¿y de su responsabilidad en crear esta enfermedad con un estilo de vida desalineado? No ha aprendido nada. El sistema sanitario actual le hace creer que fue víctima, que tuvo mala suerte, que fue pura estadística.

El paciente optó por no hacerse cargo de su enfermedad, no tomo ninguna acción para sanarse. Simplemente se puso en manos del médico, y este lo curó. Con ello, perdió la oportunidad de conocerse más a fondo, de encontrar la conciencia y las herramientas dentro sí mismo para poder desarrollarse como ser humano. No encontró su poder sanador.

Con el tratamiento la persona se cura del cáncer, pero vuelve a su vida de antes, la misma vida que lo llevó a padecer esta enfermedad. De aquí a uno, cinco o diez años el cáncer volverá a aparecer. La definición de locura según Albert Einstein es <seguir actuando de la misma forma de siempre esperando resultados distintos.> Esta manera de funcionar es una auténtica locura. Esta persona no aprendió nada. Por suerte (o por desgracia) tendrá otra oportunidad para aprender sobre sí mismo.

Cuando la enfermedad es parte de tu viaje espiritual, ninguna intervención médica puede curarte hasta que tu espíritu haya comenzado a realizar los cambios por los que la enfermedad vino a inspirarte.

Caroline Myss. Autora de libros de sanación.

 

No quiere decir que la quimioterapia y la radioterapia no tengan valor. Pero el tratamiento sería mucho más eficaz si se aplicara junto a técnicas de conciencia como la visualización y la meditación, además de un cambio de dieta, ajustes quiroprácticos, tratamiento psicológico… Se trata de conocerse más, de amarse, de perdonarse a uno mismo y a los demás, de tomar acciones proactivas para alinearse con la inteligencia innata. De vivir de dentro hacia fuera, de sanarse desde la fuerza interior para conseguir una plena expresión de salud y bienestar. Solamente así, la sanación es duradera.

Los mejores médicos son el Dr.Dieta, el Dr. Tranquilidad y el Dr. Felicidad.

D.D. Palmer

 


Tobias Goncharoff, D.C.

La quiropráctica desvelada.